viernes, 12 de julio de 2013

LA ÚLTIMA MANIFESTACIÓN.






Esta vez no llevaban pancartas, ni cantaban. Llevaban los cuerpos inertes de sus hijos desahuciados, de sus ancianos desfalcados, enfermos, de los niños hambrientos y hediondos en una procesión silenciosa.


A lo lejos se escuchaban los mismos discursos de siempre, las mismas voces, las mismas respuestas inservibles, las invocaciones a la Constitución y al Mercado.


Todo se retransmitía desde un búnker donde se alojaron los responsables de tanto horror, que ya no podían transitar por las calles sin ser desollados.

1 comentario:

  1. Aída, da malas vibraciones y parece un texto sacado de una película alegórica de terror, pero, por desgracia, es la realidad. Un saludo, @adriantsn

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