domingo, 25 de septiembre de 2011

Réquiem por ADONIS GUERRERO BARRIOS: el joven inmigrante que buscaba la "democracia prometida".




El miércoles 13 de julio de 2011, a las 13:50, cuando los operarios de Iberia realizaban una revisión del vuelo 6620 de Iberia procedente de Cuba, a pie de pista, descubrieron el cadáver de un joven cubano de 23 años ,Adonis Guerrero Barrios, en el tren de aterrizaje de la aeronave. El médico forense constató que murió por congelación, pero además el cadáver presentaba aplastamientos el tórax y la cabeza. A 50 grados bajo cero, en un espacio minúsculo y en un trayecto de más de 9 horas, el fatal desenlace estaba anunciado.

Descubrí leyendo la prensa con retraso, en el periódico ELPAÍS, esta macabra y desoladora noticia.

A diferencia de la bloguera cubana Yoani Sánchez, quien indaga en un artículo publicado seis días después, el 19 de julio de 2011,  sobre las motivaciones que Adonis hubiera podido tener para tomar esta fatal decisión, yo prefiero lamentar no haber conocido a Adonis, porque –no estando segura de haber podido persuadirle de tomar tal decisión-, al menos me hubiera gustado conocerle y haber tenido la oportunidad de explicarle que ese viaje incierto, tan arriesgado -de haber conseguido un buen fin-, hubiera sido apenas el primer eslabón de una cadena casi interminable de obstáculos que hubiera tenido que enfrentar, para poder disfrutar de la ansiada libertad fuera de Cuba.

Adonis, no sé qué te llevó a tomar esa fatal decisión, pero me hubiera gustado decirte que aquí en Europa los inmigrante no son bienvenidos y España no es un excepción. Miles de jóvenes como tú, antes de que tú lo hicieras, emprendieron un viaje igualmente doloroso y arriesgado y consiguieron llegar, pero no precisamente a la “democracia prometida”. Quizás por tu juventud, o por las dificultades que seguramente habrás tenido para conocer cómo funcionan las leyes de inmigración en Europa, no supiste que el 90% de las peticiones de Asilo son rechazadas de forma inmediata, según ha denunciado el Centro Español de Ayuda al Refugiado (CEAR). Aquí en España, nadie te hubiera negado la “libertad de expresión”, el derecho de “hablar”, de contar tu historia, pero probablemente tus razones no habrían sido escuchadas, ni por más convincente que hubiera sido en tu discurso te habrían concedido el derecho de Asilo. De la misma manera que miles de peticiones de asilo de inmigrantes que llegan desde países africanos donde su vida corre peligro, cuyas guerras y violaciones de derechos humanos vemos en los telediarios y cuyas hambrunas televisadas ya no nos quitan el apetito, tu petición de asilo, -probablemente-, hubiera caído en esa fría estadística del 90% de rechazo.

Rechazada tu petición de asilo y sin papeles, ¿qué futuro hubieras tenido aquí, Adonis? No puedo asegurarlo, pero seguramente un futuro incierto y también triste, como el de centenares de inmigrantes indocumentados a quienes se les niega el derecho a existir como seres humanos y cuyos derechos humanos son pisoteados cada día porque son “seres humanos ilegales”… ya ves…

Adonis, me hubiera gustado decirte ahora,  -en última instancia-, que tu muerte no ha sido en vano,  pero  tengo de decirte con un dolor inmenso, que me desgarra, que tu vida hubiera valido mil veces más que tu muerte. En un mundo donde el ser humano no es lo esencial, ni lo prioritario, tu muerte nos duele a muchos, pero es insignificante para muchos “otros”.

Hubieras podido ser mi hermano, mi amigo, mi vecino; hubieras podido ser también mi hijo. Ya que no pude conocerte en vida, ya que no puede hablar contigo ni persuadirte de que tuvieras paciencia, ya que no pude suplicarte que preservaras tu vida ante todo, ruego por tu alma y deseo que donde estés tengas la luz, la libertad y la paz que no pudimos ofrecerte en la tierra.

Descansa en paz.

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