Lo que le molesta a los políticos y a los banqueros es que nos hayamos enterado todos que ellos no solo saben dónde están, y quién guarda allí su fortuna, sino que también lo encubren, y lo consienten y que no piensan mover un dedo para destruir esos paraísos. Son ecologistas financieros, ingenieros de la iniquidad económica que han dejado en la abyecta pobrezas millones de personas sin trabajo, y sin sus casas, y que no piensan ni devolver un céntimo, ni permitir que nadie les toque su paraíso. Esos paraísos fiscales, por lo visto , tendrán muy larga vida de la mano de los paraísos políticos en los que vivimos. Si no nos hubiéramos enterado todos de la existencia de estos paraísos, seguirían como antes: considerándonos imbéciles.
El dinero no se crea ni se destruye: se guarda en paraísos, se acumula y se reparte entre los mismos, los de siempre con alguno más, y no nos van a permitir a nosotros, los ciudadanos del bonobús, que les vayamos a decir que lo saquen de allí , que devuelvan lo robado, y que lo depositen en el BBVA, en el Santander, o en alguna de las Cajas donde tenemos depositadas nuestras miserables nóminas. ¡Por Dios!.
Aída Bueno
Antropóloga, indignada
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