Si se
hubiera comprobado que en una empresa cualquiera miles de trabajadores hubieran
abusado de decenas de miles de niños, no sólo sería un escándalo nacional e internacional
que desprestigiaría a tal empresa, sino que la empresa caería en bolsa o
cerraría, porque nadie querría utilizar o consumir sus productos. ¿Quién
querría llevar un móvil cuya marca está asociada a la violación de menores?
Pero
esto que sería la ruina de cualquier marca no se cumple para una marca muy
extraña. Hay una marca a la que esto no le afecta: la iglesia católica. A la “marca
Vaticano”, los centenares de curas pedófilos no le hacen la menor mella. La iglesia
católica pide perdón con la boca pequeña y por la puerta de atrás esconde en
sus conventos a esos degenerados que han arruinado la vida de miles de niños,
que les fueron confiados a quienes han violado de forma reiterada sin la menor
compasión cristiana. Delincuentes de la peor calaña, que se escondieron debajo de
una sotana para quedar impunes de todo crimen.
Pero no
contenta con digerir toda esa inmoralidad, ese asco de casta sacerdotal infame y violadora,
la iglesia católica o la #marcavaticano se erige en adalid de la moralidad colectiva y condena a todo Cristo: gays, lesbianas
y mujeres que abortan no entrarán en el reino de Dios.
¿Los
pedófilos sí irán al Reino de Dios? ¿Les bastará con arrepentirse un minuto
antes de su muerte para que todo ese error sea borrado y vivan eternamente
entre ángeles y arcángeles?
Marcial Maciel: violador de menores y fundador de los legionarios de Cristo |
Ahora
los furibundos “legionarios de Cristo”, que separan niños y niñas en las
escuelas, piden perdón por las
violaciones cometidas por su fundador, Marcial Maciel, y acalladas por este
ejército de soldados que no han sabido proteger a sus propios niños ni a los
ajenos de su demoníaco fundador. ¡No les perdonamos y no les disculpamos! Al
menos yo jamás les perdonaría si me hubieran violado a un hijo o a un hermana o
hermana. La “inmunidad vaticana” le permitió vivir como Dios sin pagar por sus
crímenes.
Menos
mal que Dios no existe. En caso de existir, espero que tuviera el buen gusto de
evitar que esta casta de crueles degenerados que en este mundo han quedado impunes, no tuvieran entrada libre para
seguir violando en el Reino de los cielos a los niños que se encontraran
despistados por allí. Sería verdaderamente espeluznante pensar en pedófilos que
tuvieran acceso a la “vida eterna”.
Si finalmente
Dios existe y Marcial Maciel y los miles de sacerdotes pedófilos están allí en
el Paraíso, sería bueno que los padres que lleven niños pongan a buen
recaudo a sus hijos. ¡Estos sinvergüenzas hasta en el infierno violarían a un
niño, si lo pillan desprevenido!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Me encantaría que dejaras algún comentario sobre las entradas de este blog.