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Cuando
llegaron de la playa, salvo los muebles, la ropa y los grandes electrodomésticos
todo había desaparecido; también faltaban algunos adornos que debieron ser del
agrado de los intrusos.
Un
detalle sorprendió a los perjudicados: un rastro marcado con papeletas que
extrañamente coincidían con el partido al que habían votado recientemente.
Acostumbrados
a la complicidad de los ciudadanos con los atracos gubernamentales, los
ladrones decidieron robar a los de su propia cuerda para eliminar algunos inconvenientes. Las tragaderas de los ciudadanos
con sus partidos políticos se habían ensanchado lo suficiente como para que un
pequeño robo doméstico de un correligionario fuera igualmente tolerado.
Totalmente de acuerdo, Aída.
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