Excelentísimo Cardenal Antonio María Rouco Varela, arzobispo de la archidiócesis de Madrid,
Muy desesperada tengo que estar para acudir
a usted, porque no ha pasado mi cabeza por la pila bautismal, pero con los
tiempos que corren, acudir a Dios es lo último que nos queda. Como usted es uno
de sus apóstoles y el representante más
próximo a mi domicilio, le explico qué me aflige.
Dada la situación que atraviesa nuestro
país y dado su conocido carácter beligerante contra las prácticas pecaminosas,
haría usted un favor enviando una “pastoral” a sus fieles, -que según las
encuestas son casi el 80%- de la población española. En esa pastoral debería recordar que la
avaricia y falta de misericordia con los pobres son pecados muy graves. Hay
seguramente entre sus fieles muchos cristianos que están sufriendo desahucios, que llevan tiempo en el paro y agradecerán estas
palabras. Hay otros que seguramente que mirarán hacia otro lado, pero ya que están
ahí bien les vendrá oír este mensaje. Como recordatorio general no estaría mal. Reprenda a los ricos, esos que tienen enormes fortunas y que las esconden en paraísos fiscales o las transforman en SICAV para no pagar impuestos, porque este comportamiento es anticristiano. Imite a los Teólogos de la Liberación de América Latina y África y haga una apuesta firme por un "evangelio para los pobres", porque cada vez hay más pobres en España.
Le pido algo más, -y disculpe la molestia-.
Ayúdenos de forma un poco más efectiva. Investido con los poderes que le ha otorgado
la iglesia y el Papa de Roma, pásese cuanto antes por la Bolsa e imitando a Jesucristo
-y báculo en mano-, pegue dos gritos de ¡¡PECADORES!! y
ahuyente a los especuladores que están consiguiendo que miles de familias
tengan que ser desahuciadas para que unos pocos engorden todavía más sus
beneficios. Recuérdeles –con ese tono de voz al que nos tiene acostumbrados
cuando condena otros pecados-, que una eternidad en el infierno –para quienes
han vivido gozando de todos los lujos terrenales-, puede ser terriblemente
insoportable.
Le aseguro que con su hábito cardenalicio,
su carácter y el báculo, un poco sí que
iba a asustarles, porque a las medidas que toma el gobierno no les hacen ni
puñetero caso y nos siguen amenazando los mercados.
Si escuchara mi consejo no solo yo, sino
todos sus fieles se lo vamos a agradecer, porque no tenemos ya a quien acudir.
¡Sálvenos a tiempo Cardenal!, no sea que pronto
nos toque un “rescate mortal” como le está sucediendo a nuestros hermanos griegos.
Nada hija mía. Como penitencia para la salvación de España, deja en el cepillo a la salida un cheque con mil euros y reza 50 padre nuestros y 3000 ave marías. Que Díos y los mercados te guarden.
ResponderEliminarRouco Méndez