Arenas y Montoro celebran la histórica victoria del PP en Andalucía"... ¡Menudas caras tienen! |
Si
Javier Arenas pudiera viajar al pasado, probablemente rectificaría muchos
errores cometidos; pero el tiempo no vuelve atrás. Ver su cara de tristeza habiendo
ganado las elecciones andaluzas era todo un discurso de lo que te puede pasar cuando
vas de sobrado y cuando no respetas a tus rivales. Arenas basó su campaña en
una estrategia muy sencilla: puso el ventilador de la demagogia en la pocilga
de los ERE, y esperaba que el olor nauseabundo mareara a los andaluces, pero no
le resultó suficiente. Olvidó que además que EREs hay “Jaumatadas”, “Campsadas”
y “Gürteladas” y que en lo tocante a corrupción, ninguno de los partidos mayoritarios
puede mirarse el trasero sin tener algo que limpiarse.
Arenas
no tiene quien le consuele… y es que cuando ya estabas seguro de la victoria que
hasta quizás en el “cuaderno azul” habías repartido consejerías y secretarías,
es difícil volver a la oposición… Sentarte por 4ª vez en los mismos escaños tiene que
sentar muy mal, aunque estés obligado a venderlo como una victoria.
Y es que cuando
estás tan sobrado que puedes permitirte rechazar un debate televisivo con los
otros candidatos e irte a comer unas gambas de Huelva o unas tapitas en la
esquina de tu barrio algo falla en tu perfil como político. Pero en ese
momento, los asesores de Arenas debieron informarle que en ese debate no tendría
nada que ganar y sí mucho que perder, y que tenía entre 58 y 60 escaños… y con
las encuestas viento en popa cualquiera se pasa a la cofradía de los
prepotentes.
Arenas intentó
convencernos a todos de que administraría la victoria que todavía no tenía con
humildad y se olvidó de hacer con humildad la campaña; es decir, toda la
humildad se la guardaba para después, cuando ya fuera presidente de Andalucía…
A Javier
Arenas le pasó como a Guardiola: hablar de humildad cuando tienes a un jugador como
Messi, que solito te marca, 2, 3, 4 o 5 goles si hace falta en cualquier
partido y todavía te sobran 10 jugadores más, que también pueden colaborar en
meter uno que otro gol, resulta a veces, ridículo. Cada vez que Guardiola habla
de humildad resulta tan falso como patético, porque no es verdad que crea en la
grandeza de “los demás equipos”, está en éxtasis por la genialidad de Messi y
sabe que con Messi en el Barça le quedan muchas tardes de victorias apoteósicas,
de manitas burlonas señalando que “5 golitos te ha metido el Barcelona”. Y es
que ser humilde cuando te sobra de todo es muy difícil, por eso
Arenas y Guardiola se me estaban pareciendo demasiado… y cada vez que Guardiola
menciona la palabra “humildad”, o cuando repite el mantra cansino de que “el Barça da
la liga por perdida”, me entraba la misma risa que cuando Arenas decía que "las
elecciones no estaban todavía ganadas".
No obstante, hay una diferencia muy grande entre Arenas y Guardiola: Messi es una realidad y juega para el Barça; Arenas lo apostó todo a las encuestas. Craso error: las encuestas no son la realidad.
Espero que
Guardiola, que es un hombre de letras y de filosofía, aprenda de la derrota de
Arenas, y que Arenas se haga mirar lo de la humildad, para que en 4 años pueda
practicarla. Si no pueden ser humildes que no lo sean, pero que no nos tomen
por imbéciles. ¡La humildad no es una palabra, es una actitud!
...Y por
cierto, hacía mucho tiempo que no veía tan serio a Montoro, que se partía de la
risa en la rueda de prensa dos viernes atrás, en la que nos anunciaron que
todavía irían al paro 600.000 españoles más, mientras esquema en mano nos
explicaba el catálogo de las miserias venideras.
Anoche
sí tenías motivos para reírte, Montoro: tu partido ha ganado las elecciones.
Cospedal
estuvo más agria que nunca celebrando la victoria del PP; Soraya sigue en
estado de “sorpresa absoluta”, y Rajoy se va escozío a Corea.
Todo el peso de la #reformalaboral debería caer sobre los asesores de Arenas.
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