La estrategia era muy sencilla: ocultar que los principios
se pueden cambiar por otros que les gusten más a quienes mandan. Por eso la táctica fue seguir
el mandato de quienes no se presentan a las elecciones pero deciden cuántos
desahucios se pueden soportar, cuántos trabajadores tienen que completar sus
ingresos acudiendo a un banco de alimentos, y cuánto paro se puede cuantificar
como razonable. Comenzar comprometiéndose
con esos poderes y luego llevar a la izquierda, a los que creemos que otra forma de gobernar es posible, a un callejón sin salida, era
el plan de Pedro y Albert. Pero no ha funcionado. La coalición PSOE-C's ha fracasado, pero hay algo positivo: ya saben millones de votantes que es casi lo mismo votar a Ciudadanos que al PSOE. En las últimas elecciones eso no estaban tan claro.
Los que nos han estado robando y nos acusaban de vivir por
encima de nuestras posibilidades por habernos comprado un piso nos dicen ahora
que sin ellos el país de iría a la mierda. Los que desfalcaron miles de
millones de euros que no tuvimos para ofrecer becas a los estudiantes universitarios y a los científicos, para ayudar a los
dependientes, para poner más camas en los hospitales públicos nos dicen que sólo ellos pueden traernos estabilidad y seguridad… Los de las cuentas en Suiza, los de los EREs, los de la
Gürtel, los de la Púnica, etc., etc., nos dicen que o gobiernan ellos o el caos…
¡A la mierda!, como les espetó Labordeta.
Los que hemos estado en las plazas, en la calle, en aquellos
“picnics” a los que Aguirre se refería cuando hablaba despectivamente de las manifestaciones
de cientos de miles de ciudadanos por una escuela pública de todos y para
todos, por una sanidad pública de todos y para todos, por condiciones laborales
justas, por la derogación del tasazo judicial que nos impide defender nuestros
derechos, por la derogación de la ley que nos amordaza y nos indica que el sofá
o la barra del bar son los lugares apropiados y más seguros para manifestar el descontento
por haber perdido nuestros derechos, esos miles y millones que somos “nosotros” los votantes de Podemos, no perdonaríamos una nueva traición. Y Podemos lo sabe.
¿Qué no entienden PP, C’s ni PSOE?
Que los votantes de Podemos vemos como un contrato ante
notario lo que pactamos en los círculos, lo que discutimos en las plazas. Podemos
no tiene votantes cautivos ni afiliados que se tragarían el sapo de que Ciudadanos
ha pasado en dos meses de ser la derecha, las Nuevas Generaciones del PP a ser
casi la izquierda. Los votantes de Podemos no somos fieles a Podemos, sino a nuestras demandas.
El PP haga lo que haga tiene millones de votantes que salvo
que entren los de Génova en sus casas particulares a robarles y les dejen en
pelotas, se lleven todo lo que hay en la nevera y dejen sin comer a sus hijos,
les seguirán votando. Los votantes de Podemos no somos así.
PODEMOS es un partido político que lo que tiene de nuevo es
que sabe o cumple con lo que ha prometido a sus bases, o no será. Los que nos
partimos la cara en las calles no perdonamos. Estamos hartos. Esto no lo ha entendido ni el PSOE, ni Ciudadanos,
ni el PP.
Ni lo van a entender. Pero probablemente se entiendan entre ellos.
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