Teófila Martínez, alcaldesa de Cádiz y
diputada del PP, ha montado en cólera porque “hay gente que pide para comer y
tiene twitter”. Según le consta a ella, estar en twitter “cuesta dinero”.
Esta declaración tan estrafalaria de esta
“pata negra” del PP, -que en cualquier otro país no pasaría ni por mortadela-,
se ha convertido inesperadamente en “trending topic” en twitter, ¡Y no es para
menos!, porque ante estas "calamidades cognitivas" cualquiera se caga de la risa, y
twitter también sirve para eso, para reírse un rato de tanto impresentable y comunicar a todo el planeta que hay
políticos 'bienpagaos' que si hubieran tenido que pasar una entrevista para un
puesto de trabajo normalito, hubieran fracasado estrepitosamente.
Por deformación antropológica más que en la estupidez de la frase en sí, quiero
centrarme en otro aspecto que podría quedar oculto en estas declaraciones que no tienen desperdicio y que permiten ver el “ethos” de
esta clase de políticos que sí tienen para comer y hasta para presumir. Para
esta gente ‘bienpagá’, clasista, que vive por encima de sus posibilidades sin
mérito alguno, “esa gente que no tiene
ni para comer”, debería estar callada en sus casas, sin Internet y sin derecho a expresar sus
opiniones... y con el estómago vacío atreverse a criticar a seres humanos extraordinarios que se dedican a la política como ella, o como su
primer teniente de Alcalde, José Blas Fernández, -senador por el PP que sí llega a fin de mes-, en cuya
defensa salió la alcaldesa "como cabra montesa por una facultad de ciencias políticas",
arremetiendo contra los muertos de hambre en las redes sociales es, sencillamente, intolerable. En mi opinión, este es el
punto más vomitivo, bochornoso y terrible de estas declaraciones: “los ricos sí pueden
criticar, pero los pobres que se callen”, que bastante tenemos con aguantarles y darles de comer. Esto explica el cabreo monumental de la señora Teófila Martínez, que casi sufre un ictus en plena rueda de prensa por culpa de la insolencia de unos vecinos malagradecidos, -que no contentos con tocar a las puertas del ayuntamiento pidiendo comida, se atrevieron a encararse al primer teniente de alcalde.
Que twitter exista -y que encima sea gratuito- para muchos políticos es sencillamente una catástrofe, porque twitter no es una herramienta para políticos "pata negra" acostumbrados al uso y abuso de los medios de comunicación. Un simple tweet, con 140 caracteres, puede abrirle un boquete en el escaño a estos demócratas de pacotilla. Su
concepto de “libertad de expresión” queda restringido a que ellos puedan decir lo que les de la gana utilizando los medios de comunicación, -muchos de los cuales están a su servicio pero pagados por todos los contribuyentes-, y la obligación ciudadana de meter una papeleta con unas siglas por la rajita de una urna cada 4 años. Expresarse libremente en las redes sociales para esta gente no es libertad, sino un atentado a la democracia, especialmente si no llegas a fin de mes. Por eso muchos políticos en realidad detestan twitter y la mayoría de los que están en esta red social, están con la esperanza de captar el voto de algún "follower incauto", porque los políticos por lo general no siguen a nadie; los políticos se siguen a sí mismos o a sus correligionarios. La cuenta de twitter de muchos políticos se parecería a la cuenta de Dios, si no hubiera muerto y tuviera twitter. ¿Se imaginan a @Dios haciendo 'click' en "seguir"? ¡Pues más o menos lo mismo le pasa a la mayoría de los políticos en twitter!
En un país donde jóvenes investigadores
con Másters, dcotorados y varios idiomas tienen que largarse haciendo
“movilidad exterior” porque no encuentran empleo, donde para un puesto de
secretaria, con un sueldo de 640€ al mes te piden 3 idiomas y “conocimientos de
informática a nivel ingeniero”, tener a una casta de políticos 'bienpagaos' como esta señora, que no
sabe qué es twitter, ni cómo funciona y que exhibe en rueda de prensa su
ignorancia con total normalidad y desparpajo es lamentable y vergonzoso. Si a eso añadimos
que esta señora, alcaldesa de Cádiz, debe tener un séquito de asesores
igualmente ‘bien pagaos’ y “cargos de confianza” cuyo trabajo es o debería ser
– entre otras cosas-, cubrir las lagunas cognoscitivas que ella presenta y que por
lo visto son de extrema gravedad, todos deberían haber dimitido por vergüenza
propia y ajena. Pero no caerá esa breva.
A Teófila no le gusta que los pobres
tengan twitter… ¡Y a mí no me gusta que con mis impuestos se pague a políticos clasistas, ignorantes y estúpidos!.
Tan acertada como siempre. Felicidades por la entrada.
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